Según la Organización Panamericana de la Salud, la comunicación de riesgo hace referencia al intercambio en tiempo real de información, recomendaciones y opiniones entre personal experto y personas que se enfrentan a un riesgo u amenaza, con el fin de propiciar su sobrevivencia y proteger su salud, bienestar social o económico. De forma tal que las personas expuestas al riesgo puedan tomar decisiones informadas, disminuyendo los impactos del mismo (PAHO, 2018).

 

Al ser una forma de prepararse y enfrentar una situación de amenaza, emergencia o desastre, requiere planificación y preparación previa que contemple las situaciones anteriores, además sus tiempos de comunicación se han de considerar siempre urgentes, de esta forma se busca evitar un periodo de crisis o si este llega tener las herramientas para enfrentarlo  (OPS & Canadian International Development  Agence, 2010)[1].

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Uno de los principales aspectos a priorizar en la comunicación de riesgo, es la atención del miedo, puesto que este no inquieta únicamente a los afectados directos, sino que afecta a la población general e incluso a los encargados de atender las situaciones de riesgo, para combatir este aspecto es importante dar información clara y entendible, además debe comprender las preocupaciones, creencias, conocimientos y prácticas de las poblaciones  (OPS & Canadian International Development  Agence, 2010; PAHO, 2018)[2]

 

Al realizar comunicación de riesgo, las acciones se pueden clasificar en tres momentos: antes, durante y después de la crisis. Algunas de las acciones por desarrollar antes de una amenaza son:

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• Creación de estrategia comunicativa que se adapte a diferentes tipos de amenaza.

• Conformación de un equipo de trabajo capacitado.

• Identificación y desarrollo de canales comunicativos.

• Mapeo de actores claves.

• Articulación interinstitucional.

• Capacitación de los posibles voceros.

• Establecimiento de relaciones con medios de comunicación masiva.

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En cuanto a las acciones por desarrollar durante el proceso de crisis, se pueden mencionar:

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• Respuesta pronta a la situación.

• Activación de trabajo de los equipos conformados

• Convocatoria de los actores pertinentes.

• Información y explicación del riesgo a las personas vulnerables ante el mismo.

• Aclaración de las pautas y reglas.

• Activación de los medios masivos de comunicación como canal principal y como medio secundario el uso de nuevas tecnologías de la información.

• Actualización constante de las páginas web dispuestas para la atención de la crisis.

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Por último, algunas de  las acciones por desarrollar posterior a la crisis son:

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• Explicar con claridad lo ocurrido y las acciones que se han de tomar para evitar que suceda, si es posible hacerlo.

• Comprender el sufrimiento de las personas afectadas y ser empáticos.

• Informar sobre las acciones para reparar los daños y atender a los afectados.

• Destacar el valor de los sectores involucrados en la atención, especialmente de los que se encuentran en primeras filas de atención a la población.

• Destacar y analizar las lecciones aprendidas

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(OPS & Canadian International Development  Agence, 2010).[3]

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[1] OPS, & Canadian International Development  Agence. (2010). Comunicación de Riesgo. https://www.paho.org/col/dmdocumentss/Presentacion.pdf

 

[2] OPS, & Canadian International Development  Agence. (2010). Comunicación de Riesgo. https://www.paho.org/col/dmdocumentss/Presentacion.pdf

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[3] OPS, & Canadian International Development  Agence. (2010). Comunicación de Riesgo. https://www.paho.org/col/dmdocumentss/Presentacion.pdf

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